Después de haber perdido la final, me sentí derrotado, abatido con la idea de no haber logrado llegar a lo más alto con mi equipo, así sentí la derrota en el alma y, aunque ver a mis compañeros llorar, me desconcertaba y me animaba a descargarme de la misma forma, no lo hice, por que sabía que todo el esfuerzo que había realizado durante el partido y todo el semestre no merecía unas lágrimas que no significaban nada, sino que todo lo que había hecho y logrado merecía que mantuviera la vista alta, viera todo lo que había hecho, las cosas buenas y las cosas malas, para así lograr salir bien de una derrota, que no era el fin del mundo. Así les digo a todos que voy a covertir esta pena (que aun mantengo viva) en ganas de mejorar, de sacar lo mejor de mí, para que la próxima vez, que salte a la cancha por el Campino, deje todo en ella, me ponga la camiseta y salga a vergar la derrota que tanto nos duele. VAMOS CAMPINO!
Raúl Álvarez
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